8 de abril de 2014 | TEINTERESA●ES | Energía
El aumento del precio del gas que Rusia suministra a Ucrania ya es una realidad. El pasado 1 de abril, la compañía gasista rusa Gazprom dejaba de aplicar los descuentos que habían imperado en las facturas del país vecino hasta ahora a causa de las deudas acumuladas por Kiev. Desde ahora, cada 1000 metros cúbicos de gas importado, Ucrania deberá desembolsar 485 euros, un 80% más de lo que pagaba hasta ahora.
Con este aumento de la tarifa, una de las más altas de Europa, la economía ucraniana se vuelve cada vez más débil de cara a las elecciones que tendrán lugar el próximo 25 de mayo.
Este sábado, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, denunciabala actuación de una Rusia que no ha podido aprovecharse de Ucrania “por la fuerza” y que ha tenido que recurrir a una “agresión económica”, atacando a los suministros de gas.
En este sentido se expresaron el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y la Alta Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Catherine Ashton, la semana pasada, cuando acordaron facilitar la obtención de gas natural desde Polonia y Hungría, desarrollando una nueva ruta a través de Eslovaquia.
Y es que Kerry se niega a “permitir que la energía sea utilizada como arma política o instrumento de agresión”. No obstante, el suministro de gas desde el oeste del continente no podrá nunca sustituir en volumen al procedente de Rusia.
Obstáculos a la diversificación de la importación
En este mismo contexto existe otro obstáculo más para Ucrania y es que el tránsito de gas de oeste a este podría contradecir el contrato firmado con la compañía rusa. No obstante, Europa es consciente de esta situación, que intentan denunciar gracias a una investigación antimonopolio contra el gigante ruso, abierta desde hace algún tiempo por el comisario Joaquín Almunia.
Para reducir esa dependencia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se comprometió el pasado mes de marzo a aumentar las exportaciones no sólo a Ucrania sino a toda Europa de gas pizarra, aunque ha pedido que desarrollen sus propias fuentes de energía, como ya ha hecho EEUU con la fracturación hidráulica, conocida como ‘fracking’, para obtener gas no convencional.
No obstante, los líderes de la UE deben proceder con cautela ya que la diversificación de los suministros de gas podría provocar represalias por parte de Rusia: Moscú podría volver a cerrar el grifo del gas a Europa, como ya hizo en 2006 y en 2009, dejando miles de hogares sin energía, especialmente en los países que más dependen del gas ruso, como Ucrania. Cerca de un tercio del suministro del gas a Europa viene de Gazprom.
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